Entre tristeza y amor: la montaña rusa emocional de un niño al perder a su mascota
Permitir que los niños vivan el duelo por su mascota fortalece su resiliencia y les enseña lecciones de amor, respeto y permanencia emocional. El vínculo no desaparece, se transforma en recuerdo y comprensión del ciclo de la vida.

"Muchos niños enfrentan su primer contacto con la muerte a través de la pérdida de su mascota. Para ellos, es más que tristeza; es confusión, nostalgia y un amor difícil de soltar."
Cada 30 de abril, México celebra el Día de la Niñez, recordándonos la enorme responsabilidad de cuidar no solo su salud física y su educación, sino también su universo emocional.
Y entre esos grandes vínculos afectivos que marcan su vida, el amor hacia una mascota ocupa un lugar especial. Sin embargo, pocas veces hablamos de lo difícil que puede ser para ellos despedirse de su compañero de aventuras.
Adrián Rodríguez-Granada Madrid, director de Pets in the Sky, agencia funeraria de mascotas pionera en México, nos recuerda que el duelo infantil es complejo, único y, a menudo, ambivalente:
«Muchos niños enfrentan su primer contacto con la muerte a través de la pérdida de su mascota. Para ellos, es más que tristeza; es confusión, nostalgia y un amor difícil de soltar.»
Entre recuerdos felices y preguntas difíciles
Cuando un niño pierde a su mascota, su mente se llena de imágenes:
– Cuando llegaba de la escuela y era recibido con brincos.
– Los paseos interminables por el parque juntos.
– Las tardes de enfermedad, con su amigo fiel acurrucado junto a su cama.
Esos recuerdos son tesoros emocionales, pero también pueden abrir paso a sentimientos intensos de tristeza o incluso a comportamientos como retraimiento, llanto inconsolable o cambios de humor.
Y no, el llanto no debe ser «callado» con la promesa de un nuevo cachorro.
Una mascota no es reemplazable. Cada vínculo es único, y sentir el dolor de la pérdida es parte natural del crecimiento emocional.
¿Cómo ayudar a un niño a despedirse?
Hablar abiertamente con niñas y niños sobre la muerte, usando palabras que ellos puedan entender, es uno de los actos de amor más grandes que podemos ofrecerles, les ayuda a transitar el duelo de manera más saludable. También es importante crear pequeños rituales de despedida que honren todo ese amor vivido: una ceremonia íntima en familia, dibujar juntos sus mejores recuerdos o escribir una carta a su mascota son gestos que transforman el dolor en memoria amorosa. Incluso, conservar sus cenizas en una urna, dije o pulsera especial (como las que ofrece Pets in the Sky) puede convertirse en una forma hermosa de mantener su presencia simbólica en el corazón de quienes los amaron.
Rodríguez-Granada sugiere elegir lugares que permitan a los niños procesar su duelo con respeto: espacios donde puedan despedirse de forma digna, sin prisas ni evasiones.
La ciencia lo confirma: el duelo infantil importa
Estudios en psicología infantil muestran que permitir a los niños vivir su duelo, en lugar de ocultarlo o minimizarlo, fomenta la resiliencia y fortalece su capacidad de amar sanamente en el futuro.
«Aceptar la muerte de un animal de compañía es una oportunidad para enseñar a nuestros hijos una lección de amor, respeto y permanencia emocional», explica Rodríguez-Granada.
Porque el amor que un niño le tiene a su mascota no desaparece con su partida: se transforma en recuerdos, en fuerza interior y en una comprensión más humana del ciclo de la vida.
En conclusión, acompañar a un niño o niña en el duelo de su mascota es acompañarlo a crecer en amor y sabiduría emocional.
Y eso, sin duda, también es celebrar su infancia.
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