José Emilio Pacheco sin comparación
Tuvo más de medio siglo de relación con la UNAM: doctor honoris causa, colaborador de la Revista de la Universidad de México, Casa del Lago, Centro Universitario de Teatro, Radio UNAM
No hay autor que se compare a José Emilio Pacheco en la segunda mitad del siglo XX mexicano; su novela “Las Batallas en el Desierto” demuestra su maestría literaria, realmente singular”, dijo Juan Domingo Argüelles, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
Sigue siendo leído y no está en el limbo en que han caído muchos de los escritores cuando mueren, afirmó Marco Antonio Campos, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL), en el marco del 80 aniversario del nacimiento de Pacheco, que se conmemora este 30 de junio.
Para él, la UNAM era simplemente la Universidad, porque no había otra. Su relación con esta casa de estudios arrancó hace seis décadas, como secretario de Redacción de la Revista de la Universidad de México, a invitación de Jaime García Terrés. Hizo estudios de jurisprudencia, pero se decantó por las “leyes” literarias. El 22 de septiembre de 2010 recibió el doctorado honoris causa por esta casa de estudios.
“Todo pasó como pasan los discos en la sinfonola. Nunca sabré si aún vive José Emilio. Si hoy viviera tendría ya ochenta años”. Así podría parafrasearse en el presente el final de “Las Batallas en el Desierto”.
“Vamos a ver: ¿Por qué andas tan exaltado? ¿Ha ocurrido algo malo en tu casa? ¿Tuviste algún problema en la escuela? ¿Quieres un chocomilk, una cocacola, un poco de agua mineral? Ten confianza en mí. Dime en qué forma puedo ayudarte. No, no puede ayudarme, señora. ¿Por qué no, Carlitos? Porque lo que vengo a decirle –ya de una vez, señora, y perdóneme– es que estoy enamorado de usted”.
José Emilio Pacheco en la UNAM
Pacheco está vigente en esta universidad, no sólo en la Catedra Extraordinaria de Lectura que lleva su nombre, sino en cada frase, en cada historia de “Carlos”, “Mariana”, de un simple “jabón”, que explosiona la complejidad en cada frase escrita y dicha.
Impartió talleres de literatura en la Casa del Lago, donde formó parte del grupo Poesía en Voz Alta, hacia 1957, junto con Alfonso Reyes, José de la Colina, Elena Garro, León Felipe y Juan García Ponce, entre otros. Fue integrante del consejo de redacción de la Revista Mexicana de Literatura publicada por el IIFL, y miembro del consejo editorial del Periódico de Poesía. Estuvo frente al micrófono en Radio UNAM, colaboró en el Centro Universitario de Teatro.
El 22 de febrero de 2009 se presentó por primera vez en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería; ahí, a pregunta expresa de una joven dijo que “hoy en día el gran problema del país era que nadie sabía tolerar una crítica”.
Fue educando de Juan José Arreola y, en 2009, ganador del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.