¿Qué sucede en nuestro cuerpo si dejamos de beber agua?

Bien sabido es que el cuerpo humano está compuesto entre un 60 y 70 por ciento de agua y al dejar de beberla entraríamos en un proceso progresivo de deshidratación que puede llevarnos hasta la muerte, la sed es el primer síntoma, que comienza a sentirse cuando el cuerpo ha perdido alrededor del 20 por ciento del peso corporal.

Entonces el organismo se aferra a la humedad restante, los riñones comienzan a enviar menor cantidad de agua a la vejiga, de ahí que la orina se vuelva más oscura. Luego se suprime el sudor para reservar litros, la temperatura corporal aumenta, la sangre se vuelve más espesa y circula de forma más lenta; para mantener el equilibrio de los niveles de oxígeno, tu frecuencia cardíaca aumenta.

El tiempo que toma la deshidratación varía de acuerdo a las condiciones interiores y exteriores. Si nos exponemos a una alta temperatura, sin agua, y por si fuera poco nos sometemos a una intensa actividad física, deshidratarnos letalmente solo puede tomar algunos minutos.

Los seres humanos tenemos un límite de tolerancia al calor, más allá del cual sufrimos estrés por calor e incluso podemos llegar a morir. Si nos ejercitamos en un ambiente caluroso, el organismo puede llegar a perder entre 1,5 y 3 litros cada hora a través de la sudoración. Las consecuencias en el cuerpo pueden hacerse muy evidentes, sintiéndonos más cansados y menos capaces de reaccionar físicamente.

Y entre más y más perdemos líquido, se va reduciendo nuestra capacidad de enfriarnos por medio del sudor, por lo que se eleva el riesgo de sufrir un sobrecalentamiento general.

Cuando eliminamos más cantidad de agua de la que recibimos, nuestra sangre se va haciendo más espesa y comienza a afectarse nuestro sistema cardiovascular, que debe hacer un sobreesfuerzo para poder mantener la presión sanguínea. Por otra parte, los riñones buscan compensar esa carencia reteniendo líquido y disminuyendo la cantidad de orina. Al alcanzar una pérdida cerca del 4 por ciento de nuestro peso corporal, disminuye la presión arterial y pueden presentarse desmayos.

El próximo nivel es el daño de órganos, que ocurre cuando alcanzamos a perder hasta un 7 por cientos de nuestro peso corporal. Entonces al cuerpo se le dificulta mantener la presión arterial, por lo que comienza a ralentizar el flujo sanguíneo a órganos no vitales, como el intestino o los riñones, provocando serios daños a estos. Y cuando los riñones dejan de filtrar sangre, se empiezan a acumular desechos celulares.

Por ello, hidratarse adecuadamente es vital para nuestro cuerpo, especialmente cuando lo sometemos a fuerte actividad física. No hacerlo implica correr el riesgo de sufrir una deshidratación y padecer el proceso largo y doloroso que hemos descrito.

Puedes apoyar al periodismo independiente, dale click aquí

https://mexicocampus.com/comunicate-con-nosotros/
Share via
Copy link
Powered by Social Snap