¿Realmente queremos un futuro en metaverso?

Tras la presentación de la propuesta de Mark Zuckerberg y su mejorado Facebook bajo un concepto de metaverso, la experta del CETYS Karina Michelle Lazcano Álvarez reflexiona sobre las implicaciones y consecuencias de la migración a este entorno virtual.

Introducido en 1992 por Neal Stephenson en la novela Snow Crash, el término metaverso, compuesto de la palabra universo, y por de meta, refiriéndose a un nivel de gobernabilidad y organización social, política y económica bajo cierta estructura cultural, es básicamente la sociedad en un mundo virtual.

Su propuesta es mostrar la vida en un escaparate que sólo existe en medios electrónicos, donde Instagram, WhatsApp y Facebook quitarán sus barreras internas y den espacio a tecnologías adquiridas por Facebook al utilizar lentes de realidad virtual de Oculus, a Onavo, una app considerada por muchos como spyware, pues permite conocer los hábitos de navegación del usuario, y Beluga, una compañía que nació para mandar mensajes entre personas seleccionadas, explicó la doctora Karina Michelle Lazcano Álvarez, docente de la Escuela de Administración y Negocios de CETYS Universidad Campus Mexicali.

“Actualmente ya existe la netiqueta para comportarnos frente a la sociedad en internet; pero por igual existe la pederastia en espacios alternos como Second Life. Estos avances tienen aspectos positivos y negativos para las personas, y la culpa no es de las tecnologías, sino de los usos que el humano encuentra para ellas”, consideró.

Por otra parte, añadió, contar con unos lentes de realidad virtual como los que ofrece Google Cards, invirtiendo poco tiempo y nada de dinero en el viaje, abre la posibilidad de visitar mediante fotografías 3D espacios muy lejanos, como La Muralla China o la torre Eiffel, y de convivir en un mundo en el que el usuario elige los paisajes, personajes y elementos en Mozilla Hubs, o entrenar a su personal en movimientos específicos requeridos para alguna actividad.

“El grado de realidad de estas experiencias dependerá de la inversión realizada. Tendremos tantos elementos, actividades e intereses en una realidad que no existe, que viviremos en una caverna electrónica, viendo lo que se nos permite ver, y dejando de percibir sensaciones reales que, si bien no descarto que próximamente integren perfumes gracias al 4D en las experiencias de este metaverso, e incluso creo que tendrán la capacidad de acentuar los olores, nunca será lo mismo que percibir una rosa real, cuyas sutilezas hay que encontrar en lugar de que salten drásticamente a la vista”.

Dicho de otro modo, “me temo que habrá muchos que prefieran buscar experiencias que no pueden tener en la vida real, y se nieguen a regresar a este mundo; será adictivo”, concluyó la docente.

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